Las cianobacterias provocadas por los vertidos "legales" siguen proliferando en la Bahía de Palma
Gaceta Náutica se ha vuelto a sumergir y ha comprobado que las manchas rojas continúan extendiéndose junto al emisario submarino de la depuradora principal de la ciudad
Un año después del descubrimiento de una colonia de cianobacterias en la Bahía de Palma, un equipo deGaceta Náutica ha vuelto a sumergirse en las inmediaciones de la tubería de aguas fecales de la Ciudad Jardín, a menos de un kilómetro de una playa abierta al público, y ha comprobado que la situación ha empeorado
El agua, según se aprecia en el vídeo grabado el pasado 24 de agosto por los buceadores de esta publicación, estaba muy turbia, “como si fuera humo”.
“La materia fecal en suspensión apenas dejaba ver con claridad. Ya no hay aguas cristalinas en la Bahía de Palma, hay aguas sucias”, asegura el periodista y buceador Juan Poyatos.
“Cuando nos sumergimos en agosto de 2016 en esa zona, a unos mil metros frente a la playa de Ciudad Jardín, descubrimos manchas rojas circulares que resultaron ser tapetes de cianobacterias, según concluyeron los análisis de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Eran manchas grandes, incluso alguna de hasta dos metros de diámetro. Calculamos que ocupaban una extensión semicircular de unos mil metros de diámetro. Un año después hemos comprobado cómo las manchas se extienden. Los espacios entre manchas se están rellenando de una especie de gelatina rosa. Ahora ya no son manchas aisladas separadas unos metros unas de otras, toda la zona muerta ha sido colonizada”, explica Poyatos.
El aporte de aguas grises mal depuradas provenientes de la ciudad favorece la proliferación de este tipo de bacterias. Los restos fecales, toneladas de materia marrón triturada y sin depurar en muchos casos, se autoconsumen en el agua de mar. Para su “combustión” precisan de un comburente, el oxígeno disuelto en agua. La combustión falta de oxígeno hace que proliferen las cianobacterias.
En el vídeo se ve claramente que la mala calidad del agua y los mantos de bacterias afectan especialmente a la posidonia oceánica, una especie vegetal submarina protegida.
La responsabilidad de los vertidos es de la empresa municipal de aguas y alcantarillados de Palma, Emaya, que ha reconocido la imposibilidad de realizar una depuración eficiente en sus actuales instalaciones. Esta entidad ha anunciado inversiones millonarias para mejorar el estado de las depuradoras a largo plazo, pero entretanto sigue realizando vertidos que afectan a los ecosistemas marinos.
Gaceta Náutica fue galardonada con uno de los premios de la Asociación de Periodistas de Baleares (APIB) correspondientes a 2016 por el descubrimiento y seguimiento del caso de las cianobacterias. La directora de este medio, Elena Pipó, lamenta que la investigación periodística y el citado premio no hayan servido para frenar los vertidos.